Estamos tan acostumbrados a medir el progreso de la humanidad con el nivel de modernización tecnológica de un determinado país o región. Nos dejamos deslumbrar por los grandes descubrimientos que mentes brillantes realizan para el mejoramiento del entorno.

Sin embargo, somos testigos del alarmante descuido colectivo en el tema del desarrollo humano que en nada se equipara con el crecimiento científico y tecnológico en el mundo. Esta comparación deja en evidencia que los bienes satisfactores externos no son capaces de elevar de manera integral la calidad de vida de las personas.

Pareciera que hay un eslabón perdido que los seres humanos tienen que redescubrir, este elemento es el “Autoconocimiento”, el cual es necesario encontrar y reinstalarlo en el pedestal correspondiente.

Autoconocimiento, autodescubrimiento, autoobservación, la expansión de la consciencia, la introspección, el psicoanálisis o el nombre que queramos darle a este proceso de búsqueda interior y de reconocimiento del ser, resulta tan relevante para construir un cimiento firme para el bienestar desde donde podemos experimentar un crecimiento equilibrado.

El autoconocimiento le permite a una persona reconocer sus defectos, errores y debilidades, así como percatarse de sus talentos y potenciales, abrazarlos por igual.

El darse cuenta de esta dualidad básica es el primer paso. No estoy muy de acuerdo con el “purismo” que hace aseveraciones como “Solamente debo tener pensamientos positivos”, “Yo vine a esta vida a disfrutar, no a sufrir”, “No hay nada bueno en mí”, “Yo soy tan bueno y los demás son tan malos y egoístas”; estas expresiones extremistas hacen que ignoremos y renunciemos a una parte importante y complementaria de nosotros mismos.

Por ejemplo, si a la batería de litio se le concediera tener solo el lado positivo, perdería su habilidad de generar poder. Puro positivismo o bondad es una meta pobre e imposible. Podemos encontrarnos a nosotros mismos, asumir nuestro poder personal y contribuir al mundo no siendo perfectos, sino siendo completos (+-).

Los pasos y herramientas para lograr un autoconocimiento profundo y real son los siguientes:

1.- Lleva una bitácora de las reacciones emocionales que te generan hasta los eventos cotidianos más simples (utiliza una libreta especial para ello) y hazte preguntas poderosas como: ¿Cuándo fue la primera vez que me sentí así? ¿Esta emoción es algo recurrente en mí? ¿Cómo creo que soy cuando expreso esta emoción? ¿De que manera reprimo esta emoción? Evita moralizar tus descubrimientos diciéndote cosas como: este sentimiento es malo, inadecuado, perverso, etc. 

Ejemplo: “Hoy mi amiga me presentó a su novio y sentí envidia, ella no se merece alguien tan especial como él. Gracias a esto puedo ver como tengo un sentimiento de minusvalía y de desmerecimiento, me siento en desventaja, me siento fracasada y tengo miedo de quedarme sola para siempre. Puedo reconocer que este sentimiento de soledad lo experimenté cuando mis papás me dejaban sola en casa por irse a trabajar. Mi mamá siempre prefirió a mi hermano y eso me hizo sentir menos, me sentí excluida, menos amada, no me dio la atención que requería y eso me duele todavía. Me duele reconocerlo.”

2.- Haz una lista de tus defectos, si estas dispuesto a ir más profundo, pídele a la gente que esta más en contacto contigo que te diga cuales son los defectos que percibe en ti, y regístralos en tu libreta, anota también como te sentiste ante este evento y en referencia a esa persona, checa si sientes que su juicio es erróneo e injusto, o que esa persona es igual o peor, anota todas tus reacciones emocionales con una honestidad brutal. Ese defecto es una polaridad o extremo que causa dolor y sufrimiento, detente a observar como has estado en ese lado exclusivo de la vida por miedo y debilidad y descubre cual es ese otro lado al que temes tanto. 

Ejemplo: “Me observo como una persona que a veces no respeta los límites, soy abusivo, siento enojo contra quien represente la autoridad (jefe, policía, gobierno, maestros). Puedo ver en mí esta rigidez y como no he querido explorar el aspecto virtuoso de este defecto, el cual es la justicia, tengo conflicto con la justicia ya que no es perfecta, así como yo no soy perfecto. Soy perfectamente imperfecto. 

Alguien me dijo que yo soy muy vengativo, pero no siento que sea así solo me defiendo de los que se burlan o me hacen algo malo, es más, esa persona que me lo dijo no tiene la calidad moral para venir y decirme eso, él si es muy grosero con las personas. Aunque siendo honesto, si vivo mucho del desquite, me da placer vengarme de las personas que siento que me hicieron daño, tengo esta compulsión de castigarlos, aunque me observo como son venganzas sutiles, a veces me marcan y no les contesto el teléfono, les hago desaires, los ignoro, me piden cosas o favores y se los niego.” 

3.- Anota en tu libreta cuales son tus necesidades (reales, prioritarias, secundarias, e imaginarias) y observa si las proyectas en los demás. Es importante que te vayas dando cuenta si obtienes de vuelta lo que en primer lugar querías evitar: el rechazo, la traición, un desaire, el abandono, el juicio o la decepción de otras personas, el abuso, la negatividad de otros, el sentirte controlado, etc. Y responde a las siguientes preguntas: ¿De qué manera yo puedo darme eso que con tanta ansia busco en los demás? ¿En donde o con quien sí logro cubrir esa necesidad? 

Ejemplo: “Tengo la necesidad de recibir la aprobación de mi jefe, quiero que siempre tenga la mejor impresión de mi, si no lo obtengo me siento una persona sin valor, una persona irresponsable. Ayer mi jefe me regañó por algo que no hizo alguien más, merezco ser castigado. Aunque puedo darme cuenta ahora, que algunas veces si son reconocidos algunos de mis logros por parte de mi jefe o por mis compañeros. Soy consciente de que no puedo obtener la aprobación o las felicitaciones a mi trabajo todo el tiempo, ya que ni yo mismo soy capaz de aprobar frecuentemente los logros de mis hijos o de mis colaboradores. Además, puedo comenzar a practicar pequeñas acciones de aprobación hacia mi mismo, hoy caminé 1 km más de lo normal, me reconozco y me apruebo, soy responsable conmigo mismo.”

4.- Escribe y hazte consciente de los altos estándares que tienes frente a otras personas, y que te pudieran estar llevando constantemente a la desilusión. Observa como muchas de esas exigencias son contradictorias, pues ni siquiera tu mismo(a) las puedes cumplir.

Ejemplo: “Quiero que mi hijo sea honesto, que nunca diga me diga mentiras, que se maneje con rectitud siempre. Pero ahora veo como no soy 100% honesta con mi hijo todo el tiempo, ni siquiera soy completamente honesta conmigo mismo, acepto mí humanidad (donde algunas veces será honesta y otras veces guardaré secretos y esta bien así) y acepto la humanidad de mi hijo, confío en él, así como confío en mí misma.”

5.- Con la práctica podrás ir descubriendo de que manera las injusticias que percibes que las otras personas cometen contigo, guarda una estrecha conexión sobre la forma en que te relacionas contigo mismo. 

Ejemplo: “Siento que los demás me rechazan por mi forma de ser tan despectiva, pero me doy cuenta tristemente que no necesito que los otros me rechacen, conmigo basta y sobra, ya que yo me rechazo cruelmente a mí mismo, rechazo mi calidez y mi amor.”

6.- Busca a una persona experta en el área de la salud mental, psicológica o emocional y platícale de los descubrimientos que hiciste consciente durante tus autovaloraciones para que te ayude a llegar al origen o a la causa del conflicto y pueda ser aflojado ese nudo apretado en tu interior. Los micro hábitos anteriores no son todos los que se tienen que abordar para el mejoramiento de tus facultades, pero representan un umbral que te lleva a iniciar y sostener una relación sana contigo y con los demás. 

Como te podrás dar cuenta, el autoconocimiento es el reconocimiento de las voces que nos hablan en nuestro interior y que muchas de esos diálogos no son conscientes y van en automático y actuamos en correspondencia, generando una vida caótica e innecesariamente complicada. 

Es fundamental hacer pausas en nuestra agitada vida para poner esas frecuencias de radio de nuestra cabeza (algunas con mucha estática) en palabras escritas y exponerlas antes una persona experta para recibir retroalimentación. El trabajo no es fácil, pero la práctica hace al maestro. 

Fuente:
https://www.aesculapseguridaddelpaciente.org.mx/docs/revista/2022/Dic2022.pdf

 

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