Con la aparición de nuevas tecnologías que han surgido y que rigen nuestra sociedad, el manejo de la información y de la comunicación ha cambiado constantemente, esto implica un nuevo reto para el ámbito sanitario por ello es más frecuente hablar sobre la necesidad de adoptar un nuevo enfoque. 

Este cambio de paradigma en la experiencia de las personas con los entornos sanitarios está basado en lo que se denomina empoderamiento del paciente. ¿Pero en qué consiste realmente este concepto? 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se menciona que el empoderamiento del paciente es un “proceso mediante el cual las personas adquieren un mayor control sobre las decisiones y acciones que afectan su salud. Para ello, los individuos y las comunidades necesitan desarrollar habilidades, tener acceso a la información, a los recursos y la oportunidad de participar e influir en los factores que afectan su salud y bienestar”. La OMS afirma que mediante el empoderamiento del paciente se puede mejorar considerablemente la calidad de la atención de la salud. 

Un paciente empoderado es un paciente con capacidad para decidir, satisfacer necesidades y resolver problemas con pensamiento crítico y control sobre su vida. Todo ello se consigue, en primer lugar, con el conocimiento y podremos concluir que un paciente empoderado es un paciente informado; que ha de disponer de las nociones suficientes para entender su enfermedad y por ende su tratamiento.

El profesional de la salud juega un papel sumamente importante, ya que es él quien transmite sus conocimientos y habilidades para que una persona sea capaz de escoger entre las opciones que tiene a su alcance y, así, actuar de manera oportuna. 

Si bien esto podría ser contradictorio debido a que existe mucha información no verídica al alcance de un solo clic, un paciente bien orientado puede traer ciertos beneficios como tratamientos personalizados y adaptados a sus estilos de vida logrando así una mayor seguridad y apego del tratamiento. 

El profesional de la salud debe ser sumamente cuidadoso en que el paciente entienda correctamente la información y que sepa utilizarla de manera adecuada.

La finalidad de delegar la responsabilidad al paciente implica dejar que se haga cargo de sí mismo con una mayor autonomía y confiar en que podrá informar sobre alguna incidencia y notificarla oportunamente; además esto traerá como consecuencia efectos positivos para su recuperación.

El reto se encuentra cuando el paciente puede tener más conocimiento que el profesional de la salud. Aprender a colaborar y a usar de la mejor forma el conocimiento y las habilidades de cada cual sin caer en controversias, ni luchas de poder será lo que marque la diferencia entre una buena o deficiente atención.

El paciente siempre requerirá el criterio de un profesional y de su conocimiento, inclusive aún cuando este tenga más información que el profesional. La confianza sigue siendo el punto de apoyo de la relación entre profesional de la salud y el paciente. 

Dejar atrás un modelo paternalista en el sistema de salud para darle mayor peso y valor a la participación del ciudadano en la toma de decisiones sobre su salud, será preciso darle la importancia necesaria y provocar un cambio de mentalidad de la ciudadanía y a los profesionales del sector. 

Para que esta relación entre profesional – paciente se de a su máximo nivel, el paciente necesita conocer y practicar una serie de características (Ferreiro, 2011)

 

  1. Autónomo

El paciente toma decisiones por sí mismo, en función de su estado, sus necesidades y de su entorno. Sabe lo que le conviene y tiene margen para actuar sobre su enfermedad sin necesidad de consultar al médico. 

  1. Responsable

El paciente activo sabe que la evolución de su salud depende de su compromiso y habrá momentos en que deberá tomar decisiones o llevar a cabo acciones que determinen su salud. La capacidad de decidir conscientemente implica tener en consideración las consecuencias de sus decisiones y aceptar su responsabilidad frente a ellas. 

  1. Comprometido

El paciente debe de comprometerse a seguir un tratamiento, un estilo de vida o unas indicaciones que repercuten en su enfermedad. Este compromiso suele ser consigo mismo y/o con profesionales de la salud, familiares o amigos. 

  1. Informado 

Conoce de su enfermedad, los tratamientos que está siguiendo y el porqué de sus cuidados. 

  1. Con criterio

El discernimiento que posee el paciente hace que tome ciertas decisiones de todas las opciones que se le presenten o de su comportamiento que presente. Cada persona tiene su criterio propio, que merece ser respetado, éste se basa en sus valores y experiencias. 

  1. Consciente 

El paciente conoce su situación real y sabe la repercusión de los tratamientos o de su actitud. Además de aceptar y responsabilizarse de la toma de sus decisiones, inclusive aún cuando pueda llegar a tomar decisiones diferentes a las propuestas por los profesionales de la salud. 

  1. Activo 

Un paciente activo toma la iniciativa, pregunta, busca y tiene una actitud abierta hacia la situación. Es curioso, desea conocer y comprender su enfermedad para así poder hacerse cargo de la situación. Para ello investiga, aprender de nuevas fuentes de información al margen de su médico, lee, escucha y hace preguntas relacionadas con su enfermedad que le ayudan a adquirir ese conocimiento.

¿Qué es un paciente activo?

Como se mencionó hace un momento, un paciente activo es aquella persona con iniciativa, que se informa y se responsabiliza sobre su autocuidado, además es capaz de manejar sus cambios emocionales y colaborar con el personal de salud. 

Para tener un paciente activo es necesario que el equipo sanitario tratante lo incorpore al proceso de su atención y que este a su vez tenga la intención de querer aprender y ser partícipe de su propio tratamiento. 

Para que esto se consiga es necesario contar con un programa de pacientes activos basado en la educación de autocuidados, a través del cual los pacientes o los cuidadores conozcan los cuidados básicos de su enfermedad, así como todas las herramientas que le puedan ayudar. Pero esto traerá consigo un cambio muy grande para los pacientes, ejemplo de ello es el miedo en cambiar la relación que se tenía en donde el profesional sanitario sabe mucho y el paciente obedecía. 

La llegada del paciente activo implica que los profesionales de la salud deben perder ese sentimiento de poder sobre el paciente y tomar decisiones de manera conjunta.

Trabajar en programas de paciente activo es, por lo tanto, una necesidad hoy en día en todos los sistemas de salud donde profesionales deben implicarse y conseguir activar a los pacientes para convertirlos en pacientes activos como ya se está implementando en otros países. 

Ejemplo de ello es el programa Osakidetza que cuenta con cursos de formación y numerosos recursos donde los pacientes son los protagonistas. 

Otro ejemplo de ello es la opción que maneja la compañía farmacéutica Johnson & Johnson, JANSSEN, programa en donde brindan herramientas y beneficios que impactan en la calidad de vida. 

Sin embargo, también existen programas en línea, en los cuales mediante videoconferencias se capacita al paciente o a sus cuidadores, ejemplo de ello es la opción de PACIENTES Y FAMILIARES que otorga la Academia Aesculap, esta opción es más específica sobre ciertas enfermedades, pero le dan al paciente una mejor orientación sobre los tratamientos guiados de la mano por profesionales de la salud. Para mayores informes puedes visitar su página web: http://academiaaesculap.eadbox.com

Hace algunos años, el Gobierno de México, implementó el programa Modelo de Atención a la Salud para el Bienestar, IMSS-Oportunidades; en dicho programa se planteaba que la población acreedora de esta seguridad social participará en diferentes programas para la detección, apoyo en el diagnóstico y apego al tratamiento de múltiples enfermedades, realizando un enfoque principal en las enfermedades crónico-degenerativas.

Si bien este modelo de atención evolucionó al Programa Prospera, aún conserva la función de orillar a los enfermos a pacientes activos.

Hoy en día es una realidad que el modelo de salud se ha caracterizado por ser paternalista, ese modelo en donde el médico es el único que tiene el conocimiento y se debe de realizar lo que éste estipule, de acuerdo a lo anteriormente mencionado debemos de tener un cambio de paradigma en favor de la evolución de la salud y el responsable de este cambio deberá ser la sociedad, misma que debe de influir en las personas aparentemente sanas y enfermas hacia la investigación de sus padecimientos y el apego a sus tratamientos. Además, las familias deben ofrecer el apoyo a sus pacientes y no generar burla o desagrado, sino más bien comprensión y empatía sentando así las bases para un nuevo paradigma en el sistema de salud.

 

Fuente:
https://www.aesculapseguridaddelpaciente.org.mx/docs/revista/2023/Junio.pdf

 

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