Al hablar de inclusión social nos referimos directamente a la oposición a la exclusión social. Siendo así una asociación de procesos encaminados a la eliminación de barreras que obstaculizan la plena inserción participativa de cualquier ser humano a la vida social, económica, política y cultural. 

La inclusión es un proceso que busca mejorar la habilidad, la oportunidad y la dignidad de las personas que se encuentran en desventaja debido a su identidad, para que puedan participar en la sociedad; sin embargo, no es lo mismo que igualdad, refiriéndose más a la equidad. 

La equidad como principio de inclusión no representa el tratamiento a todos por igual, significa la igualdad de oportunidades desde una atención de forma diferenciada para alcanzar una mayor igualdad entre los seres humanos. 

Lo que se traduce en igualdad al acceso de oportunidades y de privilegios educativos, sociales, laborales y económicos, como el resto de las personas de la sociedad en la que las personas vulnerables viven. 

La inclusión social empieza con el reconocimiento de los grupos excluidos e “invisibles”, siendo una meta alcanzable a través de la implementación de proyectos que logren integrar a las personas desfavorecidas y vulnerables a la vida diaria. 

Aumentando del acceso a trabajos decentes, mejores servicios y medios de subsistencia más seguros ayudará a las personas habitualmente excluidas a participar plenamente en la sociedad y vivir con dignidad. 

¿QUÉ ES LA VULNERABILIDAD? 

La vulnerabilidad hace referencia a aquella población a la que, históricamente, se le ha venido negando el disfrute de ciertas oportunidades y derechos conduciéndola a situaciones de desventaja y exclusión, total o parcial. 

Algunas personas vulnerables son inmigrantes, jóvenes con bajos niveles educativos y escasa cualificación, personas en  situación de desempleo, personas con discapacidades, entre otros. 

Situaciones que influyen en su desarrollo y en la propia adquisición de competencias, en la anticipación y/o implicación de las decisiones, en la prevención y en la recuperación tras el impacto de algún peligro. 

La persona, por sí misma, no es vulnerable, sino que se encuentra en situación de vulnerabilidad cuando, por la razón que sea, presenta dificultades o incapacidad para dar respuesta a las exigencias y/o a las demandas que los contextos sociales le exigen.

Algunos factores de riesgo que conducen a tal condición, son:

 

PERO ¿A QUÉ NOS REFERIMOS CON EXCLUSIÓN? 

La exclusión social está íntimamente relacionada con el desequilibrio entre las rápidas y constantes transformaciones económicas y sociales que se producen y los patrones de conducta discriminatorias arraigadas en las prácticas sociales. 

La exclusión analiza y explica por qué existen algunas desigualdades como la razón por la que ciertos grupos no tienen acceso a la educación, a la salud y otros servicios o reciben servicios de peor calidad. 

La exclusión sólo aparece en la relación que la persona entabla con el colectivo en el que vive, en el que se relaciona, en el que interactúa, conduciendo a una dinámica que implica una visión de la relación entre los seres humanos y su contexto de vida. 

El paso de la exclusión a la inclusión no se da de un día para otro, sino que es gradual y exige un compromiso a largo plazo. 

HABLEMOS DE DISCAPACIDAD 

La discapacidad se entiende como el continuo funcionamiento del ser humano que se hace visible en relación con situaciones específicas de la vida. En otras palabras, la discapacidad es el resultado de la interacción compleja entre el individuo y su entorno. 

Así, la discapacidad es un fenómeno complejo que no contempla al individuo de forma aislada, sino en su interacción con la sociedad en la que vive. 

Se trata de personas con diversas características físicas, sensoriales, psicosociales o intelectuales, que se desenvuelven en escenarios adversos, no diseñados para responder a su específica manera de interactuar. 

Escenarios con múltiples barreras para su movilidad, comunicación, comprensión o desenvolvimiento independiente y que podrían derribarse mediante el suministro de apoyos técnicos y/o ajustes razonables que desactivan, aminoran o eliminan la situación discapacitante. 

“Las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan dificultades físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo o corto plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.” 

Las características del individuo no deben confundirse con conceptos ambiguos como el de “capacidades especiales”, “capacidades diferentes” o el de “personas especiales”, pues las personas en situación de discapacidad tienen las mismas capacidades, potencialidades y talentos que las personas sin discapacidad.

La inclusión de las personas con discapacidad entiende que todos los aspectos de la vida de este colectivo deben ser respetados al máximo de sus capacidades y deseos, aprovechando sus habilidades y pudiendo ejercer sus derechos con todas las garantías en todas las etapas de la vida buscando eliminar las barreras físicas, mentales y discriminatorias. 

Cada país tiene la obligación de garantizar a las personas con discapacidad el acceso a los entornos físicos, transporte, información, comunicación y a todos aquellos campos de la vida en sociedad que les permita desarrollar su proyecto de vida de manera independiente, además de encontrarse obligados a adoptar medidas de carácter positivo para revertir o cambiar situaciones discriminatorias existentes en sus sociedades. 

La superación de los obstáculos o barreras para alcanzar la inclusión social, sólo será posible gracias a los valores inculcados desde todos los espacios educativos familiares, escolares, sociales e institucionales, que fomenten la aceptación a la diversidad; que se logrará desde la concreción de acciones que involucren a las familias, las comunidades y el estado, generando iniciativas de inclusión a nivel local y general, en donde la comprensión de la singularidad sea un valor que identifique a toda la población y que se promueva en todos los ámbitos nacionales. 

El desafío de la inclusión social es atacar las causas y no sólo los efectos de la exclusión. Se requiere de dar soluciones permanentes, que se atrevan a promover la diversidad desde un enfoque de equidad y no discriminación. 

Lo importante es entender que el universo de las personas con discapacidad no nos permitirá jamás establecer una sola forma de actuar, por lo cual se deben de unir fuerzas para prevenir, atender, investigar y defender los derechos humanos. 

 

Fuente:
https://www.aesculapseguridaddelpaciente.org.mx/docs/revista/2023/Junio.pdf

 

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