La Diabetes tipo 2 es una enfermedad que va en aumento a nivel mundial en el número de casos. El nuevo estudio publicado en el Lancet reporta que “Según las estimaciones publicadas en la revista, en 2050 habrá alrededor de 1,300 millones de personas viviendo con diabetes en todo el mundo, un incremento que multiplica por más de dos los 529 millones de afectados de la actualidad. El 90% serán personas con diabetes tipo 2, una enfermedad asociada a la obesidad, la dieta, el consumo de alcohol o tabaco y la falta de actividad física, y que está muy relacionada con la pobreza”. 

La Diabetes tipo 2 se define como una enfermedad crónica, multifactorial, caracterizada por una alteración en el metabolismo de los carbohidratos, asociado a un déficit en la secreción o acción de la insulina, resultando en una hiperglucemia crónica responsable de las complicaciones microvasculares y macrovasculares. 

En este contexto, la Asociación Americana de Diabetes (ADA) ha presentado un algoritmo de tratamiento que enfatiza el manejo glucémico, el control del peso y la gestión del riesgo cardiovascular y renal. 

Aunque la metformina sigue siendo la primera opción recomendada en el manejo de la glucemia, se reserva para casos sin enfermedad renal crónica, insuficiencia cardíaca, enfermedad cardiovascular aterosclerótica de alto riesgo o cuando el objetivo glucémico no se logra con otros tratamientos. Entre los fármacos más eficaces se encuentran dulaglutida, semaglutida y tirzepatida, seguidos de insulina y combinaciones de agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) con insulina. 

Además, se promueve la importancia de enfoques individualizados para la pérdida de peso y la modificación de los estilos de vida, incluyendo la posibilidad de cirugía metabólica y medicamentos para la pérdida de peso. 

Para pacientes con enfermedad renal crónica, insuficiencia cardíaca o alto riesgo cardiovascular, se sugiere el uso de inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT-2) o agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (arGLP-1), y en algunos casos, la combinación de ambos. 

Una de las novedades en el tratamiento de la Diabetes tipo 2 es la posible utilización de pioglitazona para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular o infarto de miocardio en personas con riesgo y evidencia de insulinorresistencia y prediabetes. También se recomienda pioglitazona o a los GLP-1 para tratar la esteatosis no alcohólica. 

Una novedad es la introducción del uso de finerenona para personas con Diabetes tipo 2 y enfermedad renal crónica con albuminuria que están siendo tratadas con dosis máximas de inhibidores del sistema renina-angiotensina (IECA) o antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA2) para mejorar los resultados cardiovasculares y reducir el riesgo de progresión de la enfermedad renal.

La falta de actividad física se ha asociado con un perfil lipídico deficiente, inflamación y resistencia a la insulina. Por lo tanto, se enfatiza la importancia de promover un estilo de vida activo en el manejo de la Diabetes Tipo 2. 

En cuanto a la gestión de riesgos cardiovasculares, se han actualizado los objetivos de presión arterial y colesterol LDL, siguiendo las recomendaciones de la American College of Cardiology (ACC). La definición de hipertensión arterial se ha modificado, y se establece un objetivo más bajo para el colesterol LDL en personas con Diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular previa. Esto incluye la consideración de estatinas y ezetimiba. 

En conclusión, el tratamiento de la Diabetes tipo 2 ha avanzado significativamente, ofreciendo opciones más personalizadas y efectivas. 

La combinación de medicamentos, cambios en el estilo de vida y un enfoque en la prevención de complicaciones cardiovasculares y renales se presenta como el camino a seguir en la gestión de esta creciente epidemia y bajo ningún contexto se debe abandonar o sustituir la dieta y el ejercicio como pilares del tratamiento ya que estos por sí mismos disminuyen hasta un 2% la HbA1c, efecto que ningún medicamento en la actualidad lo ha logrado.

 

Fuente:
https://www.aesculapseguridaddelpaciente.org.mx/docs/revista/2023/Octubre.pdf

 

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